Los derechos sexuales y reproductivos son piezas claves para el logro de la salud integral de las personas; inciden en el bienestar individual, en el desarrollo social y económico de las comunidades y de las naciones. Para garantizar estos derechos se requieren políticas públicas progresistas que garanticen a todas las personas el acceso a servicios de salud que respeten la toma decisiones informadas y autónomas sobre el cuerpo, la sexualidad y la reproducción. Para lograrlo, es indispensable delimitar la manera diferencial en que impactan a las personas, a las comunidades y a los sistemas de salud. Esto se traduce en cada uno de los siete componentes que conforman el Programa.